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ÁNGELO ROMANO: El MAGO DEL PINCEL

Ángelo Romano es uno de los artistas “naïf” más prolíficos e importantes de la actualidad. Como todo artista autodictada incursionó en la pintura por caminos propios, sin maestros ni estudios especializados.  A los 23 años salió de su tierra natal España, luego de una breve estadía en París se instaló en Brasil en el 1958.  En ese país, en el que vivió diez años, se inició y se formó como pintor.  Su inclinación por la plástica surgió espontáneamente a los 33 años y desde entonces, la magia y el colorido fueron parte esencial de su existencia.

 

Angelo continuó su travesía por varios países, entre éstos: Inglaterra, Italia, África, México, Puerto Rico, República Dominicana, Venezuela, Perú, Uruguay y Bolivia, entre otros; hasta llegar a Nueva York en el 1968, donde residió hasta su vuelo hacia la inmortalidad en el 2016.  En esta ciudad el ángel pintor transitaba las calles por las noches tras la búsqueda de objetos desechados, que luego él transformaba en obras de arte.  En sus andanzas quijotescas distribuía ángeles simbólicos pintados por él, a toda persona que se cruzaba en su camino; especialmente a los ángeles caídos y olvidados: los desamparados.  Es precisamente en este país donde se convirtió en un verdadero Ángel terrenal, guardián de los menesterosos.  Su sentido humanitario lo llevó a crear una serie de cuadros subliminales sobre el SIDA producto de su labor realizada en 1970, cuando se dio a la tarea de socorrer a drogadictos y prostitutas que deambulaban por la Calle 42.  Son fiel testimonio de esto, sus obras policromadas sobre los ángeles de la noche con su peculiar estilo surrealista cariturizado.  Estos cuadros son los que más han caracterizado la obra del pintor.  Además, se dio a la tarea de testimoniar pictóricamente  los sucesos  ocurridos el 911 en la ciudad de Nueva York.

 

En la obra de este creador nato apreciamos un mundo mágico que nos deslumbra  por la belleza del juego cromático tan característico  del arte “naïf”, en el que  predominan los colores primarios (rojo, azul y amarillo) y los complementarios (verde y violeta). Atraídos por el color desde que nacemos, éste nos atrae e impresiona de diversas formas. El color se convierte en portador de referencias simbólicas y culturales que impactan directamente nuestros sentidos, sentimientos y estados de ánimos. En el caso de las pinturas de Angelo Romano, éstas nos transladan a los vivos y  brillantes colores tropicales del Caribe y al multicoloreado Brasil, este último fue su fuente de inspiración, ya para él  este país es un verdadero paraíso. ¡Es la magia y el misterio del color lo que hace posible que este universo pictórico sea disfrutado tanto por niños, adultos y por personas sin ningún conocimiento de arte!

 

Este pintor autodidacta, que aprendió a pintar pintando, descubrió que todo lo que encontraba a su paso por las calles y basureros se podía transformar en arte.  Su pasión por éste lo condujo a recorrer las calles por las noches, con la intención de encontrar objetos deshechados en los basureros (piedras, juquetes, caballitos, cajitas, jarros, maniquíes, zapatos, sillas, máscaras, botellas, sartenes, ollas, gafas, relojes, retazos de madera etc.) que luego él los convierte en materia prima de toda su creación artística. El ángel pintor tiene ante él una Caja de Pandora, con ojos fantasiosos contempla los objetos deshechados, que su imaginación va metamorfoseando en piezas de arte. ¡Deslumbrados asistimos al ritual de un prestidigitador, que en un acto de magia transforma la basura en un bello y colorido arte! 

 

EL 80% de los medios que utiliza Ángelo para creación de su arte proviene del reciclaje, el resto lo componen la pintura acrílica, bolígrafos, barnices, brochas y las herramientas propias para crear artesanías… Es desde esta esfera imaginaria que surgen las caricaturas policromadas de sus prostitutas surrealistas; incorporando elementos artísticos como lo son: lo figurativo con abstracto,  impresionismo, surrealismo y algunos rasgos del barroco por lo asimétrico y lo excesivamente adornado. Además, su delirio del absurdo queda plasmado en las coloridas máscaras artesanales dotadas de un mágico misterio hechas con elementos eclépticos de distintas culturas. Por ser una pintura espontánea en el plano formal se caracteriza por técnicas no deliberadas, que no desmerecen su obra, sino que le confieren una naturalidad, inocencia y frescura encantadora. Su obra se ha exhibido en prestigiosos museos y galerías en España, América Latina, el Caribe y Estados Unidos. Una de las más recientes es Testimonios, 100 años de expresión popular (1de febrero al 6 de mayo, 2012) Museo del Barrio, New York.

 

De su arribo al arte ingenuo nos dice el propio artista:  “Llegué a la pintura por la necesidad vital de revivir experiencias significativas de mi niñez que forman parte de mis sueños y fantasías.  De este modo alimento mi espíritu al tener algo positivo que ofrecer y compartir con los demás. El arte le da sentido a mi vida.  Gracias a él respiro!”  El potencial creativo del Ángelo Romano emana de su fuerza interior, desde donde contempla la vida con el asombro, humor y la ternura de un niño. Su gran humanidad le permite complementar su oficio de pintor con la compasión que profesa por todo ser viviente del planeta.  ¡Contemplar el paraíso  pictórico de Ángelo Romano es asistir a una mágica y asombrosa fiesta visual de gran goce estético,  donde los signos plásticos  reflejan  su gran pasión por el arte y la vida!

 

Rosa Velázquez 

Septiembre 2014

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